Kaden apretó los labios para contener su sonrisa, pero de cualquier manera, rompió en una sonrisa. Apenas podía contener su expresión y entusiasmo al verla.
—Eres una visión encantadora de blanco, paloma —susurró Kaden—. Este color te queda mejor.
Lina rió nuevamente, tan bajo que el sacerdote apenas la escuchó. Él seguía hablando de alguna bendición, pero todo en lo que ella podía concentrarse era en su esposo.
—Tal vez deberíamos casarnos más a menudo —replicó Lina en tono divertido.
—Entonces tengamos una para cada aniversario —respondió Kaden muy seriamente.
Lina parpadeó. Kaden la miraba fijamente, casi diciendo, "¿qué?"
Entonces Lina sacudió la cabeza incrédula. Este hombre, realmente, incluso hasta el último momento, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por ella. Se acercó a él, casi embelesada para un beso, pero entonces, el sacerdote finalmente llegó a la conclusión de su discurso interminable.