Lo llamaban milagrero a Sebastián sin motivo alguno. Todo lo que el Presidente quería que se hiciera siempre se conseguía. ¿Nieve en pleno verano? Pedimos una máquina de nieve y creamos un país de las maravillas invernal. ¿Un lugar en el club y restaurante más exclusivos? Las personas se desvivían por acomodar a Kaden DeHaven.
Si tenían que poner en la lista negra a todos los invitados para conseguirle un asiento, que así sea. Nada era importante a menos que Kaden DeHaven estuviera allí.
Lina nunca fue el tipo de mujer impresionada por esta flagrante muestra de riqueza. Ella era una Yang desde que nació, y eran tratados como la realeza a dondequiera que fueran.
—Si hay una pareja de poder que admiro, son esos dos.
—Ella recibió una bala por uno, preferiría cortejarla a ella que a él.
Susurros estallaron mientras Lina y Kaden eran rápidamente escoltados por el gerente del restaurante. La vista de ellos le agrandó tanto los ojos al gerente que Lina pensó que había visto la luna.