A veces nos hacemos preguntas cuyas respuestas ya conocemos. ¿Por qué lo hacemos entonces? ¿Costumbre? ¿Esperanza de que alguna fuerza externa te dé una respuesta diferente?
Mia se preguntaba lo mismo. Estaba tan atónita por la declaración de Lina que no pudo hacer nada más que quedarse inmóvil como una estatua. Mia se perdió en sus pensamientos y ni siquiera se dio cuenta de la enfermera que entró.
—Sí, por favor firme aquí los formularios de salida. Mis disculpas por traer esto tan tarde.
Los oídos de Mia comenzaron a zumbar cuanto más lo pensaba. ¿Ella... y Atlántida? ¿En qué planeta? ¿Marte? Por favor, la posibilidad de que los humanos vivan pronto en Marte era mucho más plausible que la idea de salir con ese hombre gruñón y melancólico.