—No puedo amar a Kaden, pero ¿tú sí? —Mia preguntó directamente. Levantó una ceja e inclinó la cabeza.
En ese momento, a Lina le golpeó el pecho. Fue dolorosamente recordada de lo similares que eran Mia y Kaden. Incluso se reducía a sus hábitos de interrogación. Recordó que Kaden hizo exactamente lo mismo hace tan solo unas horas cuando le cuestionaba sus palabras. Soltó una risa de negación.
Incluso cuando Mia había nacido de padres diferentes, con dos vidas de diferencia, tenía similitudes con el hombre que alguna vez fue su hermano biológico mayor. Lina se quedó sin palabras.
—¿Debo tomar tu silencio como una respuesta ominosa?
—¿Amarías a un hombre que te dio amnesia? ¿Quién te negó la oportunidad de hablar la verdad y se negó a escuchar? —Lina preguntó con calma. Había tantas otras cosas que Kaden le había hecho.