Tres meses. ¿Cuánto puede cambiar durante esos días? ¿Estaba bien Milo? ¿Dónde estaba? ¿Estaba saliendo a embriagarse y malgastando su juventud? Oh Dios mío, ¿y qué iba a pasar con la galería de arte en la que había invertido cinco años enteros? ¿Qué le sucedería?
Isabelle, ¿cómo estaba? Estella, ¿quién le estaba pagando los cheques? ¿El mundo siguió su curso mientras Lina dormía o todos estaban afectados por ella?
No había remedio para esta situación. Lina sabía que solo podía tomar todo paso a paso.
—O-okay... —Lina intentó procesar sus palabras. Trató de silenciar sus interminables preguntas. No había escapatoria de las cadenas de sus pensamientos.
—Un día a la vez —le indicó Kaden—. Empezaremos despacio. No te sumerjas de cabeza en todo.
—Pero Milo, la galería de arte, Isabelle, y Estella, y