Dado que Kaden ya estaba en casa y vestido con un traje, los dos decidieron salir a una cita agradable. La planificación fue de último minuto, pero a Lina le gustó de todos modos. Hicieron todo lo que una pareja normal debería hacer.
Kaden reservó un cine entero para ella, hizo la sugerencia caballerosa de hacer el amor donde nadie los miraba, y ella le dio la respuesta señorial de querer realmente disfrutar la película. Luego, Kaden la llevó a un encantador restaurante de sushi donde, de postre, sugirió devorarla sobre la mesa del comedor. Lo siguiente fue un tranquilo paseo junto a la playa, donde las olas calmaban su corazón ansioso.
—¡Mira, Kaden, una concha! —exclamó Lina, señalando la única concha anidada en la arena y descansando en el camino de la luz de la luna.
Lina nunca había visitado una playa antes, mucho menos, dado un hermoso paseo bajo un cielo estrellado donde la luna brillaba intensamente. Estaba emocionada por todo lo que veía.