Lina se quedó helada. Todo lo que escuchó fue el sonido de su corazón cayendo en la incredulidad. Rina soltó un grito horrorizado, seguido de un tambaleo.
—¡BUM!
Uno de los jarrones estaba en el camino de Rina. Cuando sus manos se echaron hacia atrás violentamente por el shock, derribaron la porcelana.
—¡TÚ!
Lina parpadeó. Miró por encima de su hombro. ¿Qué? ¿Había alguien detrás de ella? Nadie.
—¿Yo? —Lina se dio cuenta, colocando una mano en su pecho.
—T-tú —Rina apenas podía hablar. Su cara de repente se puso roja de ira y angustia. Dramáticamente se agarró el pecho y soltó un grito exasperado.
Un segundo después, hubo un fuerte alboroto en la entrada. Con un fuerte golpe, las puertas se abrieron de par en par. Kaden entró en la sala de estar, acompañado por Anakin y Sebastián. Eran una vista imponente; un trío de los hombres más poderosos de todo Ritan.