—Inez.
—Inez...
—Yo... nez...
Inez jadeó en busca de aire mientras abría los ojos de golpe, sujetando la sábana mientras estaba apoyada en su codo. Sudaba a mares, su tez pálida, y la sangre le bombeaba por las venas dos veces más rápido de lo habitual.
—Odio esto —susurró cuando se recuperó ligeramente, cerrando los ojos mientras caía de nuevo sobre la cama. Cuando reabrió los ojos y miró al techo alto, exhaló bruscamente por la boca.
—La odio —añadió, pero las emociones en sus ojos decían lo contrario.
Desde que visitó a Aries después del banquete de inauguración de la temporada, había tenido 'pesadillas'. Constantemente soñaba con Aries y escuchaba su voz llamándola una y otra vez, tanto que incluso durante el día, se distraía.
—No la malinterpretes —Inez puso su brazo sobre sus ojos mientras su otra mano se deslizaba hacia su pecho y lo apretaba—. Circe... deja de enviarme señales contradictorias. No soy... así. No soy un monstruo.
Toc toc...
—Su Alteza, ¿está despierta?