Mientras tanto...
—¿Así que eso fue lo que pasó...? —Joaquín asintió tras escuchar el informe sobre el incidente en el Palacio Zafiro. Las noticias viajaban rápido y habían pasado solo minutos desde que terminó el incidente, pero ya había llegado a oídos del príncipe heredero.
—Su Alteza, no puede permitir que la princesa heredera haga lo que quiera. Aunque no fue una sorpresa que ella hiciera algo así, los caballeros podrían comenzar a dudar de su autoridad —dijo Hernán, el ayudante de Joaquín, mientras el príncipe heredero estaba sentado en el sillón de su cancillería.
Joaquín se reclinaba tranquilamente, con el codo en el reposabrazos, enroscando los dedos. Miró a Hernán, quien estaba de pie indiferente a un lado.