—Por favor... Su Alteza. Perdóname solo esta vez.
Todos los que estaban presenciando cómo este orgulloso mayordomo, que había estado a cargo en el palacio de Zafiro y confiado por el príncipe heredero, se inclinaba, traían emociones encontradas en sus corazones. Algunos pensaron que era la princesa heredera ejerciendo su autoridad, mientras otros esperaban la eliminación del mayordomo. Después de todo, este mayordomo tenía un ego inflado solo porque el príncipe heredero lo favorecía.
Joaquín tenía razón. Todos en este lugar tenían motivaciones ocultas. Todos tenían muchas cosas en común, y una de ellas era su ambición de ascender en la escalera del poder. Esto le facilitaba las cosas a ella, ya que sabía que algunos se alejarían de ella, mientras que otros tratarían de ganar su favor.