—Puede ser porque soy su presa, o… —parpadeó sus pestañas con mucha ternura, sonriendo mientras levantaba la barbilla—.… porque ahora piensa que soy alguien que puede entender su corazón.
Una risa tenue se escapó de sus labios una vez más mientras sacudía la cabeza. Inez era una presa fácil.
Aunque la novena princesa era una enemiga feroz cuando se la irritaba de la manera incorrecta. Era una mujer vulnerable escondida en una cáscara dura y Aries había estado apuntándola desde el principio, deslizándose bajo su piel.
—Toc Toc...
—Adelante —La sonrisa burlona en el rostro de Aries se desvaneció cuando escuchó un golpe en la puerta. Giró su atención hacia ella, inclinando la cabeza antes de que sus labios se abrieran.
Tan pronto como sus órdenes alcanzaron el exterior de la puerta, esta se abrió lentamente, revelando a Cherry, su dama de compañía. El lado de los labios de Aries se curvó en una cálida sonrisa mientras Cherry avanzaba hacia adentro.