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—La actual disposición de Aries le impedía encontrarse con Abel públicamente. Era mejor dejar que los nobles anticiparan el primer encuentro de Daniella con el emperador. Aun así, se encontraban en secreto. Abel acudía a ella en el Palacio de Rosas y allí hacían un picnic con Conan.
—Por lo visto, Abel y Aries arrastraban a Conan con ellos solo para tener audiencia. Ese día, Conan sin duda envejeció diez años con esos dos vástagos del diablo uniendo fuerzas.
—Después de ese día, continuaron viviendo sus respectivas vidas.
—Abel seguía causando dolores de cabeza a todos en el palacio interior. Las quejas de Conan siempre se oían a través de las delgadas paredes del palacio, y Aries vivía la vida de Daniella.
—"Pensé que ya me había acostumbrado a lidiar con innumerables invitaciones en el pasado," murmuró, sosteniendo su mejilla con una expresión sombría en su rostro.