Cuando Aries llegó a la finca del marqués, sus ojos casi se salen de sus órbitas. Retuvo el aliento, de pie junto a Dexter.
—Marqués, quiero decir, hermano, ¿qué está pasando? —se inclinó hacia su lado, susurrando mientras mantenía su mirada en los sirvientes alineados a ambos lados haciendo una reverencia profunda.
Dexter la miró de reojo mientras le ofrecía su brazo. —Están dando la bienvenida a la única princesa del imperio, obviamente. —Sonrió con suficiencia antes de que los sirvientes hablaran al unísono.
—Bienvenida de nuevo, Mi Señora. Y deseamos que te recuperes completamente.
Aries frunció el ceño, agarrando el brazo de Dexter mientras avanzaban. No esperaba esta cálida bienvenida de los sirvientes ya que creía que eran los únicos que sabían de la muerte de Daniella. Pero parecía que no tenían idea de que Daniella había muerto, y que ella no era Daniella.