El día de Lydia estuvo plagado de informes de progreso y discusiones sobre el avance del nuevo fármaco desarrollado. La empresa finalmente había comenzado los ensayos en humanos hoy, pero sería difícil atreverse a probar en mujeres embarazadas.
Lydia colocó una mano cansada en su cabeza y se recostó en su silla.
—Qué desafortunado —dijo ella.
No muchas personas se inscribieron para un ensayo clínico, lo que significaba que tendría que comenzar a contratar más personas para el departamento de marketing, que estaba seriamente deficitario. Antes solo eran una compañía de armamentos, pero ella quería diversificar.
—¿Le pido algo para cenar, Presidenta? —preguntó William, comprobando su tableta. Habían terminado todas las reuniones por hoy, y no había nada más en su agenda.