Lydia acababa de terminar la reunión con la nueva presidenta de Feili. Estaba totalmente complacida de lo bien que había ido todo.
No había ninguna barrera de idioma tampoco, ya que la presidenta era elocuente en cinco idiomas, al igual que Lydia. Habían conectado por su nueva posición y antecedentes similares, pero su amistad solo era superficial por ahora.
—¿Algún otra reunión, William? —preguntó Lydia cansadamente, recostándose en su silla de cuero.
Su oficina dominaba toda la ciudad, como un dios contemplando el reino mortal. Era un recordatorio de que el Conglomerado Claymore era mejor que todos los demás, y de lo mucho que había trabajado para escalar la escalera hasta donde estaba actualmente.
—Eso será todo por hoy —dijo William, mirándola de reojo.