```
—Estoy un poco nerviosa —admitió Adeline.
Su vestido ondeaba detrás de ella, cada paso más pesado que el anterior. Estudiaba su amplia espalda, la tensión de sus músculos incluso debajo del traje, su poderoso cuerpo y la visión de esa ducha volvía a su mente. Tenía un cuerpo impresionante que sus ojos seguían demasiado peligrosamente.
—Sí, puedo escuchar tu corazón tratando de saltar fuera de tu pecho —dijo Elías bromeando, deteniéndose un poco para que ella lo alcanzara. Deslizó un brazo alrededor de su espalda baja, sosteniéndola contra su costado. Juntos, continuaron caminando.
—Será mi primera vez —murmuró Adeline justo cuando se abrieron las puertas.
Adeline entró, su mirada deteniéndose en una de las grandes ventanas. Antes de que él pudiera decir algo, ella se acercó a ella, con la vista pegada al cielo nocturno, salpicado de estrellas.