—¡Mierda! Es tarde —dijo Ari cuando vio la hora en su teléfono—. Tengo que irme ahora.
—Gracias por hoy. Me divertí mucho —dijo ella con una sonrisa.
—De nada. Puedes venir cuando quieras —se levantó Xavier.
Ari asintió y se dio la vuelta para irse; él no quería que se fuera, pero no podía decirle que se quedara ya que sonaría como si estuviera buscando algo más, pero solo quería estar cerca de ella.
—Mi casa está justo allí. Puedo ir sola —dijo Ari al girarse y ver a Xavier siguiéndola al otro lado de la calle.
—Lo sé. Solo quiero verte entrar en tu casa —respondió Xavier sonriendo.
Ari sonrió incómodamente mientras cruzaba la calle, Xavier todavía siguiéndola. Xavier la vio entrar, y le hizo un gesto de buenas noches antes de regresar a su casa.
Ari se duchó y se retiró a la cama. Cogió su teléfono para ver si él había enviado un mensaje, pero no lo hizo. Hizo un puchero con los labios, volteó su teléfono y se durmió.
...