Ari perdió la cuenta de cuántas veces lo hicieron esa noche. Sexo salvaje y apasionado sin compromisos. Nunca había sentido algo así. La mañana llegó demasiado rápido, ya que Ari fue despertada por su alarma. Había puesto una alarma para las 6 porque tenía una entrevista de trabajo en la Corporación GreenField.
Era contadora. Había trabajado para las Clínicas Dalton durante dos años, pero quería cambiar de ambiente y obtener mejores oportunidades, además de que tenía problemas con su gerente, y él le complicaba el trabajo.
Había ido a varias entrevistas, pero las empresas aún no la habían llamado. Greenfield era su última esperanza.
Ari saltó de la cama desnuda y se apresuró al baño, pero se detuvo a mitad de camino cuando notó a alguien acostado en la cama.
Recordando su aventura la noche anterior, regresó corriendo a la cama y lo sacudió bruscamente.
—¡Despierta! Es hora de irse.