Nicklaus, quien tenía los ojos cerrados, los abrió lentamente. Quizás escuchó mal, así que preguntó de nuevo:
—¿Qué dijiste?
Tiana sonrió radiante:
—Dije que vamos a tener un bebé.
Nicklaus solo estaba mirando, incapaz de decir una palabra. No podía encontrar la palabra correcta para describir cómo se sentía en ese momento.
—¿Vamos a tener un bebé? —preguntó Nicklaus—. Sus palabras le parecían irreales a sus propios oídos. Había olvidado todo acerca de tener un bebé. Incluso estaba contento de que ella no recordara cuánto deseaba un bebé cuando despertó del coma. No le gustaba ver la mirada de dolor en sus ojos.
—Sí, ¡sí, lo estamos! Vas a ser padre —gritó Tiana emocionada—. Se sentía surrealista. Tan irreal. Finalmente iban a tener un bebé, después de haber esperado tanto.
—¡Oh Dios mío! —gritó Nicklaus emocionado—. Levantándola, la hizo girar en el aire. Tiana se reía mientras él la besaba por toda la cara y el cuello.