—¿Por qué eres tan lindo? —preguntó.
Diana sonrió dulcemente.
—¿Lo soy? —respondió con otra pregunta.
Los ojos de Michael se dirigieron a sus labios mientras ella mordía su labio inferior, su manzana de Adán se movió,
—Irresistiblemente... —murmuró él.
Su voz se volvió baja y ronca. Sus mejillas se sonrojaron cuando vio la manera en que él la miraba.
Sus manos se deslizaron hacia abajo y acariciaron su cuello, atrayéndola hacia él, ella observó cómo su cabeza se inclinaba hacia un lado pero justo cuando él estaba a punto de besarla, su estómago gruñó.
Michael exhaló y se puso de pie,
—Vamos a comer. —dijo.
Diana rió mientras él tomaba su mano y la llevaba al comedor.
—¡Guau! —exclamó, sus ojos recorriendo los platos en la mesa.
Michael abrió una cazuela y sus ojos se encontraron con un jugoso pollo asado,
Otro plato contenía macarrones con queso recién horneados,
Ella lo ayudó a abrir los demás,