—¿Dónde está Nicklaus? —preguntó Gwen.
—Está en el trabajo, sabe que hoy vuelves a casa así que regresará un poco antes de lo habitual —respondió Tiana.
—Mm... —Gwen asintió mientras continuaba desempacando sus cosas.
—Está bien, debes de estar cansada; te dejaré para que te refresques. Cuando termines, sal a cenar —le sugirió Tiana.
—De acuerdo. —La sonrisa permaneció en los labios de Gwen hasta que la puerta se cerró de golpe.
Sus ojos se dirigieron hacia la puerta y la atrajo lentamente hacia su bolso; mira cómo actuaba toda altiva y poderosa cuando astutamente había tomado lo que era suyo. ¿Creyó que ella había olvidado tan pronto? Gwen se burló. Era bueno que ella lo pensara, así no sabría lo que le golpearía.