Diana parpadeó.
—¿Estás celoso? —preguntó de la nada con una pequeña risa. Las orejas de Michael se tornaron rojas como las de un niño sorprendido con las manos en la masa.
—No... —respondió abruptamente—. Solo me preguntaba... no te he visto con amigos, así que me preguntaba quién estaría tan cerca de ti como para venir a tu casa a verte.
¡Mierda! ¡Debería haberse contenido de preguntar! ¡Esto era tan embarazoso!
Diana sonrió.
—Bueno, era Ricardo, mi primo.
—Oh —Michael asintió, sintiendo un alivio recorrerlo aunque todavía estaba un poco avergonzado, no estaba acostumbrado a ser vulnerable.
—Así que estabas diciendo algo…
Diana rió. Él había actuado como si lo que estaba diciendo no importara, pero en cuanto supo quién había venido a verla, ahora estaba completamente interesado en lo que ella había dicho antes.
—Dije que estoy produciendo una película, ¿quieres protagonizarla? —Los ojos de Michael se abrieron de golpe.