Le molestaba realmente cómo estaba actuando ella.
—¿Te molesta algo? —preguntó él, frunciendo el ceño con preocupación.
Diana se sentó inmediatamente, dándose cuenta de que él había notado su triste semblante.
—No, jaja, lo siento si estoy muy callada, es solo que me siento un poco somnolienta, eso es todo, solo quiero llegar a casa y descansar bien, hoy ha sido estresante.
—Ah, está bien —dijo él. Michael sabía que eso no era lo que la molestaba pero no indagó más, era obvio que no quería hablar de ello.
Cuando llegó a su casa, la lluvia había cesado; él le abrió la puerta para que ella bajara.
—Gracias por hoy, al menos puedo volver a casa temprano —dijo ella, sonriendo, quitándose el abrigo y entregándoselo—. Y gracias por el abrigo también.
—De nada —respondió él.
Michael tomó el abrigo de ella pero no se movió.
Diana lo miró por un momento.
—Eh, conduce con cuidado, buenas noches —dijo ella.