—¿Qué? ¿Piensas que no tengo derecho a llevar a mi mujer a salir? Moyu necesita experimentar lo que otras parejas suelen hacer. Llevamos tiempo juntos y creo que le debo una cita —defendió Feng Tianyi.
No iba a permitir que algo así ocurriera. Tang Moyu no se perdería algo así. No cuando estaba con él. Si pudiera, Feng Tianyi se aseguraría de que su cita fuera perfecta. Algo memorable que pudiera complacer a la emperatriz.
Entonces, ¿por qué sería demasiado pedirle a Li Yuanyi que les consiguiera una reserva? No es que no fuera a pagarle al hombre de todos modos.
Song Fengyan sacudió la cabeza y se acomodó en su asiento. Podía prever lo que Feng Tianyi estaba pensando. Conociendo al diablo, podría haber planeado reservar el lugar entero para él y la emperatriz. No es que no pudiera permitírselo de todos modos. La pregunta sería cuánto le costaría al diablo.
