—Sus pequeños bollos estaban claramente molestos al verlo con otra mujer, pero oye, él no planeó que nada de esto sucediera. No era él quien le había dicho a Liu Ruoyan que viniera aquí y lo sedujera delante de sus hijos.
«Tang Moyu me matará» pensaba internamente Feng Tianyi. «Moyu me despellejaría vivo y me lanzaría a los perros salvajes para ser comido si se entera de que estoy entreteniendo a otra mujer a sus espaldas».
—El diablo solo podía seguir la corriente y seguir el arreglo de los gemelos para él y Liu Ruoyan. Cualquiera que fuera su plan para hacer durante esta cena, no tenía dudas de que a Luo Ruoyan no le gustaría nada de eso.
—Papá, tengo mucha hambre —dijo Pequeña Estrella. Aunque ya habían llegado al restaurante y habían tomado un cuarto privado, ella se negaba a dejar el lado de su papá.