Tres días después, la familia Tang se sumergió en un profundo caos. Tang Moyu era ahora la mayor accionista de la Empresa Tang, sin embargo, en lugar de mantener su puesto en dicha empresa, la emperatriz armó un alboroto no sólo para toda la familia Tang, sino para toda la comunidad empresarial también al vender su 42 por ciento.
Su nombre llenó los titulares junto con el hecho de que todo el equipo administrativo ejecutivo de la Empresa Tang la abandonaría. Esto fue un golpe enorme para la empresa. Causó que otros accionistas e inversores entraran en pánico cuando las noticias llegaron a sus oídos, excepto aquellos que habían mantenido un contacto cercano con la emperatriz, como Xu Wenyang.