Feng Tianyi inclinó su cabeza en cuanto oyó pasos acercándose. Sus labios se curvaron en una leve sonrisa cuando se dio cuenta de que era la misma mujer que había ocupado sus pensamientos y sueños durante los últimos días desde que dejó Shenzhen.
Tampoco ayudaba que los rumores sobre ella y Yun Zhen empezaran a circular de nuevo, arruinando su humor. No había sido fácil para él dejar a Tang Moyu y a sus pequeños bollos para un viaje de negocios porque no podía evitar sentir nostalgia de hogar.
¿Y ahora que esos ridículos rumores habían llegado a sus oídos, cómo podía quedarse quieto sabiendo que otro hombre quería llevarse a su mujer?
Tang Moyu caminaba lentamente hacia él. Ajustó su abrigo y tiritó debido al frío de la noche.
Cuando estuvo frente a él, Feng Tianyi la atrajo hacia un abrazo, inhalando profundamente, olfateando su familiar aroma que calmaba sus nervios.
—¡También te extraño, Cariño! —le besó la coronilla y sonrió para sí.