—Esto es si realmente eres mi madre. Solo te respetaré cuando estés muerta —la emperatriz replicó con una sonrisa astuta.
—Zhang Wuying se sorprendió por las palabras de Tang Moyu. ¿Desde cuándo este pequeño bastardo sabía la verdad?
—Ah, así que lo sabes, ¿eh? —Se rió entre dientes, esta vez, Zhang Wuying no se molestó en ocultar su asco y odio hacia la hija de esa otra mujer que se llevó el afecto de su esposo.
—Por supuesto que lo sé. ¿Realmente piensas que no podría descubrirlo, Madre? —Tang Moyu escupió la última palabra sarcásticamente. Había vivido como una tonta durante décadas solo para descubrir que la mujer que la crió, que la maltrataba durante su infancia, ni siquiera era la mujer que la había dado a luz.
—Bien. Entonces debes saber la razón por la que odiaba tu misma existencia, Tang Moyu —dado que Tang Moyu ya sabía la verdad de que no estaban relacionadas por sangre, no había razón para que Zhang Wuying fingiera ser su madre nunca más.
