Meissa lo había planeado todo con mucha antelación. Okab la había ayudado a planear cada detalle minuciosamente. Ambos estaban extremadamente seguros de que Rigel iba a perder y era principalmente por la forma en que lo habían planeado todo.
Había enviado información a cada ciudadano del Reino de Orión sobre el desafío que había lanzado al camino de su hermano. Había asegurado que cuando él perdiera, hubiera gente allí fuera para mirar su lamentable estado.
—¿Por qué le lanzaste un desafío? —preguntó su madre, Alina. Estaba claramente irritada por la decisión de Meissa. —Estaba bien con que fueras la Princesa Heredera del Reino de Orión, pero ¡eso no significaba que tuvieras que quitarle la vida a Rigel!
Meissa tomó una profunda respiración mientras la ira burbujeaba en su pecho. —Madre, si no quieres que Rigel sea asesinado, dile que se rinda ante mí y entonces lo encerraré en los calabozos. ¡De lo contrario, mi decisión sigue en pie!