—Ese barco ya zarpó —dijo y dejó el cuenco de caldo en su celda.
—¿Qué quieres decir? —dijo Kypho mientras miraba fijo al guardia con los ojos muy abiertos. Su mente se congeló. ¿Cómo sabía tanto un guardia? Quizás, estaba jugando con él. —Eres solo un guardia —gruñó—. Solo ve e informa al rey que estoy listo para hacer un trato. ¡No me conoces, pero soy un prisionero muy importante!
—Nadie es importante... Jaka lo fue... ella murió —soltó una risita Nora desde su prisión.
—¡A la mierda tu Jaka! —estalló Kypho.
Nora inclinó la cabeza para mirarlo, la ira creciendo en su pecho. Se apartó su desordenado cabello y le lanzó una mirada enloquecida.
—¡Exijo ver al rey ahora! Vengo del Monasterio Cetus. ¡Si el Sumo Sacerdote se entera de que estoy retenido aquí, va a desatar su ira y tu rey va a pagar por ello! ¡Menkar es muy poderoso! —se giró Kypho hacia el guardia que se marchaba.