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—Alphard estaba gravemente herido —comenzó la narración—. Muy pocos soldados y dos Comandantes quedaron después de su batalla con el Príncipe Ileus y la Princesa Anastasia —explicó el autor—. En sus sueños tampoco había imaginado jamás que lucharía con el Príncipe Oscuro. Más que él, fueron su esposa y otra hada quienes habían provocado toda la carnicería. Eran una fuerza imparable con la que sus soldados no podían lidiar. Los Nyxers nacían y eran entrenados para luchar con hombres lobo. No tenían idea de cómo luchar con hadas y menos con aquellas que tenían una magia tremenda en su interior.
—Sus Comandantes lo llevaron de regreso a Hydra a caballo —continuó la narración—. Ileus le había roto varias costillas. Tenía las piernas fracturadas y la columna desplazada. Cada vez que el caballo se movía, él se retorcía de dolor. Al final, los soldados tuvieron que llevarlo de vuelta en una camilla improvisada.