Jiada no era la compañera de Krail, pero tenía el mismo efecto sobre él. Se volvió para verlos de nuevo, pero esta vez, vio a Tania entre Kinshra y Biham. Se veían tan... completos y felices... como una hermosa familia. ¿Acaso Kinshra tenía de nuevo la oportunidad de estar con Biham? El pensamiento lo perturbó mucho. No satisfecho con ello, se sintió inquieto. Fue entonces cuando decidió bajar a hablar con Biham al respecto. —Vuelvo en un momento. Mantengan el baño listo para mí —diciendo eso, se apresuró escaleras abajo hacia el jardín. Sin embargo, para cuando llegó, las chicas ya se habían ido y solo quedaban los hombres hablando de una piedra del alma.
—¿Qué piedra del alma? —preguntó—. ¿Y qué tiene que ver con Lusitania? Él estaba al tanto de las piedras del alma. Eran oscuras y retorcidas. Un escalofrío le recorrió cuando la gravedad de la situación pesó sobre él.