Alrakis soltó un respiro tembloroso mientras observaba a madre e hijo. Taiyi parecía feroz mientras que Eltanin estaba… inexpresivo.
—¡No te atrevas a hablar así de Felis! —gruñó Taiyi, sintiéndose de repente excesivamente protectora de su hijo—. ¡Sí, él es mi hijo! —Miraba fijamente a los ojos de Eltanin como si fuera a devorarlo.
Eltanin estaba completamente callado. La revelación lo aturdió como un trueno retumbando en los cielos. Cada parte de su cuerpo se tensó y se llenó de terror. Muchas cosas se aclararon, pero la confusión giraba en su mente. Retrocedió mientras continuaba mirando a su madre con la mano en la mejilla. De repente, su visión se volvió borrosa. Su cuerpo se sentía como plomo. Se apartó de su madre y se dirigió hacia la puerta.