Petra sonrió ante su primera victoria. Con Eri a su lado, se sentía más confiada que nunca. Era tan común que los reyes tuvieran tres esposas, que Petra sabía que su estrategia funcionaría. Solo tenía que convencer a Lusitania de que le pidiera a su esposo casarse con ellas para formar fuertes alianzas. Estaba segura de que Lusitania aceptaría. ¿Qué esposa no quería ver a su marido volverse más poderoso?