—Hace dos días recibimos las órdenes de Kypho de matarte. Pero no estaba seguro de que tendría la oportunidad tan rápido. Simplemente trabajé en mis propios planes —reveló Nora—. Te sugerí el té.
—Y Flora olfateó el veneno —murmuró Eltanin, su garganta ahogándose con las emociones.
—Pensé que como eras un fae, habías tolerado una pequeña cantidad, y por eso te di una poción más fuerte la próxima vez —dijo Nora, que se sentía extremadamente débil ahora. Jadeaba, tragando aire—. Por favor, Su Alteza —jadeó—, matadme... No quería pasar el resto de su vida en los calabozos.
—¿Qué más sabes sobre el espía? —preguntó Tania, ignorando su súplica.
—Él— ha estado— —Nora aspiró una bocanada de aire aguda—. —con el Alto Sacerdote del Monasterio de Cetus durante mucho tiempo. Kypho es el hombre de mayor confianza de Menkar.
—¿Tiene joroba? —Tania quería confirmar sus sospechas.
—No —respondió Nora—, no tiene joroba pero tiene rasgos muy refinados.