—¡Cállate! —advirtió Fafnir a Morava.
—¿Cállate? —escupió Morava—. ¿Quién eres tú para darme órdenes, zoquete? —Su mirada se volvió hacia Tania—. ¿Tú? ¿Has vuelto con tus travesuras? ¿Qué le has hecho a mi madre? ¿Y por qué estás sentada con estos hombres? —Los celos apuñalaron su corazón al ver a Tania entre las personas con las que ella quería estar. Pero la principal pregunta que surgió en su mente fue cómo llegó aquí. ¿No se suponía que iba a los Nyxers? Quería preguntarle a Tania al respecto, pero tenía que demostrar que era ignorante sobre lo que le había pasado.
Tania entrecerró sus ojos hacia Morava. La mujer era simplemente… maliciosa. Se levantó y cerró la distancia entre ellas mientras Eltanin la observaba con los brazos cruzados sobre su pecho. Parecía que iba a despedazar a Morava si se atrevía a tocar a Tania.
—Demasiadas preguntas —dijo Tania, quitando una ramita del cabello de Morava. Se la lanzó a la cara.