Ye Yan salió abruptamente de su ensimismamiento. Se sorprendió al darse cuenta de que le había hecho muchas preguntas de repente. Se apresuró a explicar —Lo siento, no fue mi intención.
—Está bien —Su He sacudió la cabeza despreocupadamente. La adorable y cálida sonrisa permanecía en su lindo rostro. Debajo de la mesa, sus manos en realidad se entrelazaban con fuerza al oír las palabras de Ye Yan.
Ye Yan estaba un poco asustado por perder la compostura. No se dio cuenta de que en el momento en que miró hacia otro lado por culpa, Su He apretó los labios y añadió —¿Nos hemos visto antes? ¿Quién sabe?
—¿Qué has dicho? —Ye Yan alzó la vista hacia Su He con perplejidad y preguntó débilmente.
—Nada. Ya han servido los platos. Comamos. Sr. Ye, ¿no dijo que tenía algo más que hacer después? —Su He sonrió levemente y cambió de tema.