Sí uno tiene que decir la manera en que Duan Yarong miraba a Han Yichen al principio contenía un atisbo de hesitación y sutileza, entonces esta vez no ocultó en absoluto su cuidado y preocupación maternal por su hijo.
Cuando Han Yichen encontró los ojos de Duan Yarong, sintió como si su corazón hubiera sido de repente apuñalado por algo. Esa extraña sensación de hace un momento emergió nuevamente desde el fondo de su corazón, se quedó sin palabras, y eso no siempre le ocurría.
Por tanto tiempo como podía recordar, siempre había pensado que no era deseado y que había sido abandonado por sus padres.
Pero ahora, le dijeron que sus padres no lo abandonaron. Por el contrario, realmente le tenían cariño, era solo que nunca habían conocido de su existencia desde el principio.
En comparación con la emoción y preocupación de Duan Yarong, Zhao Shunrong y Zhao Youlin estaban pensando en otras cosas.