La temperatura en la oficina subió varios grados de manera instantánea, haciendo que varias chicas que todavía temblaban se quedaran boquiabiertas y parecieran como si hubieran visto un fantasma.
Antes de que pudieran seguir sorprendiéndose, escucharon al gran jefe decir misericordiosamente —Dejen los archivos aquí, ustedes pueden salir primero. Les llamaré si necesito algo.
Era realmente difícil conectar este tono de voz suave con el Presidente Mu, quien era capaz de congelar a la gente hasta la muerte sin moverse.
Así que esas jefas simplemente salieron de la oficina, sintiendo sus piernas temblar.
Después de que la puerta de la oficina se cerró, las chicas se sintieron como si hubieran despertado de un sueño. Se miraron unas a otras y exclamaron.
—¿Estaba... Estaba imaginándome cosas? —exclamaron—. ¿Ese seguía siendo nuestro presidente? ¿Desde cuándo se volvió tan gentil? ¡Esto no tiene sentido!
