El viejo maestro estaba a punto de explicarse cuando oyó un alboroto detrás de él. Se volvió y miró desconcertado, solo para ver a unos adolescentes corriendo hacia ellos con armas en sus manos. Sus ojos se estrecharon instantáneamente. Intentó esquivarlos, pero ya era demasiado tarde.
—Bang...
—¡Ay!
—¡Abuelo!
Un grito de sorpresa mezclado con gemidos de dolor resonó al mismo tiempo, tanto que la escena se sumió en el caos de repente.
En cuanto Zhao Youlin llegó a la tienda, vio a un grupo de su personal lanzándose ferozmente sobre su abuelo. No pudo evitar que el miedo le retorciera el estómago, y gritó.
Desafortunadamente, la escena era tan caótica que nadie escuchó su grito. Así que, en la desesperación, Zhao Youlin tuvo que alzar la voz y gritó de nuevo —¡Todos, paren!
Esta vez, todos escucharon su voz. Varios de los que eran ágiles retiraron rápidamente sus manos, pero algunos todavía golpearon inevitablemente al viejo maestro con las herramientas que sostenían.
