Ciertamente, la mujer que seguía a Duan Yarong mientras salían era la madre de Mu Tingfeng, Su Ruixin.
Desde la última vez que Su Ruixin acompañó a Duan Yarong a recoger a Joy, había cambiado su estilo de vida y venía diariamente a la familia Zhao. Ella llamaba esto una interacción y comunicación emocional con su nieto.
Por ello, Zhao Youlin ya estaba acostumbrada a ver a Su Ruixin en su casa.
—Youlin, ¡has vuelto! Justo ahora, Joy estaba jugando con Sparta dentro de la casa. Tan pronto como oyó el sonido de un motor de coche, salió disparado. Tu madre y yo pensamos que algo había ocurrido. Pero nunca imaginamos que fueses tú regresando a casa —mientras Su Ruixin hablaba, acariciaba adorada y amorosamente la pequeña cabeza de Joy.
—Uhm… Sí, Joy reconoció el motor de mi coche… —al mirar la cara de suficiencia de Su Ruixin, las comisuras de los labios de Zhao Youlin se torcieron involuntariamente.
—¿De verdad? Joy es verdaderamente un niño listo.
