—¿Lo recogiste tú? ¿De dónde lo has recogido? —le dijo Zhao Youlin a An Yue con inquietud.
—Lo vi fuera del local. Cuando tiré la basura ese día, vi... a él... sentado en el suelo. Me dio lástima y entonces… entonces… —An Yue sabía que era inapropiado dejar entrar a la persona sin su permiso. Entonces, en el momento en que Zhao Youlin le preguntó, no se atrevió a ocultarle nada y continuó.
—¿Así que lo trajiste adentro? —La pizca de sospecha en sus ojos se intensificó—. Traer a un hombre que estaba justo en la entrada afuera de su local en plena luz del día, al mismo tiempo, el hombre que había traído no parecía tan simple como parecía ser… Todo esto parecía ser demasiada coincidencia.
—Mhm... —An Yue asintió. Sin embargo, pareció darse cuenta de algo. Su rostro se puso pálido. Bajó la cabeza y susurró:
— Hermana Mayor Zhao, sé que lo traje sin tu permiso. Es mi culpa. No tiene nada que ver con mi hermana mayor. No la culpes, yo...