A las once de la noche, Gu Weiwei finalmente terminó su tarea.
Fu Hanzheng revisó la tarea para ella y vio la hora.
—Es muy tarde, ve a dormir.
Gu Weiwei miró los archivos sobre la mesa. —¿Todavía estás trabajando?
Fu Hanzheng asintió. —Sí, hay algunos archivos urgentes que debo manejar.
Gu Weiwei guardó sus cosas y salió del estudio, dejó lo que llevaba en su dormitorio y luego fue a preparar dos tazas de té negro en el comedor.
Le dio una taza a Fu Shiqin, quien leía desesperadamente los archivos en la sala de estar, y la otra a Fu Hanzheng en el estudio.
—Gracias por ayudarme con mi tarea.
Fu Hanzheng tomó la taza de té de color marrón y dio un sorbo, y sonrió al sentir el calor al saludar su boca.
—Gracias por el té, ahora puedes ir a dormir.
Tal vez fue porque a Fu Hanzheng le resultó muy divertido ayudar a la chica con su tarea, tanto que al día siguiente dejó el trabajo para ir a casa muy temprano.