Después de la cena, Fu Shiqin acompañó a la Anciana al coche y luego entró al estudio para responder algunas llamadas sobre trabajo. Se sintió un poco deprimido al ver los regalos sin abrir sobre la mesa.
Después de terminar la llamada telefónica, rasgó el papel de regalo de los presentes y sacó los collares de rubíes que había dentro.
Gu Weiwei estaba lavando los platos, cuando vio caer un collar desde arriba de su cabeza. Antes de que se diera cuenta de lo que estaba pasando, ya tenía un collar alrededor de su cuello.
Su hermosa piel, similar al jade, hacía que el rubí luciera muy radiante.
—Te ves muy hermosa con él puesto, gracias por... la cena.
Gu Weiwei bajó la cabeza y estaba a punto de quitárselo cuando Fu Hanzheng agarró sus manos.
—No lo quiero.
Había pasado tanto tiempo en la Familia Gu y había sido testigo de todo tipo de bienes de lujo, por lo que pudo decir cuán caro era este rubí con solo un vistazo.
