Cuando Meng Ruya lo saludó y fue ignorada, también se vio obligada a ver cómo consentía a su pequeña novia en sus brazos.
Por un segundo, se sintió muy avergonzada pero no quería rendirse tan fácilmente, así que lo llamó de nuevo con una sonrisa forzada.
—Presidente Fu, ¿hola?
Sin embargo, Fu Hanzheng aún la ignoró, porque estaba en medio de sostener a la chica en sus brazos.
Gu Weiwei estaba muy ansiosa. ¿No podía decir algo solo para alejar a esa mujer de este lugar?
El personal que salió del trabajo con Meng Ruya se sintió avergonzado. Uno de ellos vino a tirar de su manga.
—Gerente Meng, simplemente… vámonos.
Todo el mundo en la compañía sabía que Presidente Fu consentía completamente a su pequeña novia y que estaban en medio de coquetear el uno con el otro, así que, por supuesto, no iba a hablar con nadie más.
Meng Ruya no quería seguir sintiéndose avergonzada, así que se fue con el personal, luciendo enfadada.
