Cinco minutos más tarde, Fu Hanzheng envió un breve mensaje de texto.
—Nombra tu condición.
Tenía que admitir que Fu Shiyi era mejor tratando con chicas que él.
Fu Shiyi se rió orgullosamente y empezó a nombrar sus condiciones.
—Devuélveme mi compañía de juegos. Un Koenigsegg.
Después de un largo tiempo, Fu Hanzheng respondió.
—Si tus métodos no funcionan, entonces te vas a mudar al lugar que Fu Shiqin ha preparado para ti.
Eso significaba la tumba que Fu Shiqin había comprado para él.
Fu Shiyi le lanzó una mirada a Gu Weiwei, que estaba descansando con los ojos cerrados, y respondió con confianza.
—Claro, puedo apostar mi vida.
Cuando el coche se detuvo fuera del hotel, Gu Weiwei notó la mirada siniestra de Fu Shiyi hacia ella y frunció el ceño.
—Tercer Maestro, ¿qué estás planeando hacer? —preguntó.
—De ninguna manera, mi hermano me mataría si tengo planes contigo —respondió Fu Shiyi con una sonrisa culpable.
—¿Era tan obvio? —se rió.
