Sobresaltada, Gu Weiwei miró ese rostro familiar y descubrió que temblaba y le costaba respirar.
Había entendido que un día se encontrarían, pero nunca esperó que su encuentro resultara ser tan embarazoso.
—¿Dónde están Yuan Shuo y el niño? —preguntó Gu Siting.
Gu Weiwei tomó una respiración profunda mientras diferentes ideas se precipitaban en su mente.
Estaba preocupada por si él la reconocía y, al mismo tiempo, preocupada por si no podía reconocerla.
En el momento en que él entró en este lugar, de repente sintió como si todo lo que había pasado en los últimos meses no hubiera sido más que una pesadilla.
Sintió que no se había convertido en Mu Weiwei y que su corazón no había sido arrancado por Ling Yan; sintió que había despertado de un sueño y todo estaba exactamente en el mismo lugar que antes.
—¿Dónde está Yuan Shuo y dónde está el niño? —Gu Siting la interrogó con voz feroz.
Después de mucho tiempo, Gu Weiwei finalmente se calmó.