—En el momento en que regresaron al apartamento, Fu Shiqin ayudó con el equipaje. Fu Hanzheng se volvió hacia él y dijo sin piedad:
— He oído que ha ocurrido algo en la mina en África.
Fu Shiqin sintió que se le erizaba el cabello en la nuca, algo malo estaba por venir.
—Ve allá para comprobarlo y no vuelvas hasta que el problema esté resuelto.
Dicho esto, Fu Hanzheng entró al comedor y calentó algo de cena para su novia.
—Hermano, ¿estás... en serio sobre África?
Fu Shiqin simplemente no podía creer que le estuvieran enviando a solucionar lo de la mina en África donde rondan leones y guepardos salvajes.
¿No le preocupaba que esos animales comieran a su hermano?
—Sal mañana —dijo seriamente Fu Hanzheng.
—Yo... —Fu Shiqin se sintió molesto e injustamente tratado—. Solo porque dije que ella...
—¿Ella qué? —Fu Hanzheng entrecerró los ojos fríamente.