—Joven Maestro Zhao, yo...
—¡Piérdete! —Zhao Xinchen agitó su mano impacientemente y ladró.
—¡Sí, sí, ya me voy! —Li Ankang tropezó y salió.
En cuanto él se fue, Zhao Xinchen dejó de verse arrogante e inmediatamente sonrió tímidamente a Yan Jinyi —Hermana Jinyi, ¿cómo te doy el millón de yuanes?
—Tu reloj... —Yan Jinyi levantó la vista y dijo.
—Está bien, es un regalo de cumpleaños de alguien más, de todas formas ya estoy harto de él —Zhao Xinchen añadió.
Yan Jinyi finalmente asintió y aceptó la suma de un millón de yuanes con facilidad. Sin embargo...
Sus ojos brillaban y pronto, sería capaz de ganar otro millón de yuanes. No, ella estaría consiguiendo la pulsera de un millón de yuanes.
—Huo Qingyuan, síguelos —Yan Jinyi se levantó y agitó sus manos—. ¡Vamos a cobrar unas deudas!
Zhao Xinchen fue extremadamente cruel al enviar a alguien a decirle a Chen Yulian que había sido engañada por su propio hijo.