—Es solo una mujer, Señor Tang, ¿cree que todavía necesito la ayuda de otras personas para lidiar con ella? —Yan Jinyi habló en un tono arrogante mientras hacía contacto visual con Tang Qing.
—Esta mujer se me hace más y más atractiva. ¿Dónde diablos encontró ese sinvergüenza de Huo Xishen a semejante joya? Me da tanta envidia —Tang Qing se lamió los labios y se echó las manos detrás de la cabeza—. Solo pienso que no tienes que lidiar personalmente con alguien como Zhuang Lijuan, Señorita Yan. Resulta que yo también tengo un pleito con ella.
—Si tienes problemas con ella, no me involucres. No me molesta prestarle atención a una don nadie como ella. Señor Tang, parece que lidiará con Zhuang Lijuan incluso si no me divorcio de Huo Xishen.
—No es bueno que una mujer sea demasiado inteligente —Tang Qing entrecerró los ojos y miró fijamente a Yan Jinyi durante mucho tiempo antes de continuar.
